viernes, 2 de diciembre de 2011

Practicas donde se observan desigualdad de status y/o menosprecio hacia las minorías sexuales.

Dentro de la cultura popular Chilena se destacan múltiples aspectos que dan cuenta de humillación y menosprecio. Entre ellas se encuentra la discriminación laboral, donde hay cargos que no se dejan ejercer por homosexuales; entre ellos está el cargo de profesor o funcionario público, donde muchas veces son sujetos al acoso y agresión. En el caso de los profesores, por ejemplo, dado que en el discurso popular se plantea que ser homosexual podría implicar también ser pedófilo, esto incapacitaría a la persona para trabajar con niños, puesto que supondría un peligro para estos.

En relación a los cargos públicos, se podría discriminar por el hecho de considerar que la persona es poco ética y poco confiable. Como consecuencia de la discriminación laboral se podría perfilar una desigualdad de estatus, ya que no todos los cargos o profesiones aceptan a personas de condición homosexual, minimizando las posibilidades de acceder a un trabajo.

El menosprecio está calcado sobre la cultura popular de una manera muy particular, dando espacio a burla y humillación. Por ejemplo a nivel de chistes, donde el homosexual es tratado con una serie de descalificativos y disminuyendo por completo su hombría por su condición sexual. En el lenguaje popular machista de la sociedad chilena, la hombría se contrapone por completo a la condición homosexual, es decir, ser hombre implica no ser homosexual, ni siquiera tener ciertos rasgos adjudicados a los homosexuales, como formas de hablar, movimientos corporales, inclusive tendencias femeninas. No obstante, este discurso se contradice en el sentido de que sí se permite actuar en base a dichos rasgos, pero solo en forma caricaturizada, es decir, solo como un recurso humorístico.

En los medios de comunicación televisivos se aprecian sketch como los del programa Morandé con Compañía, donde está muy explícita la burla, tanto la aceptada humillación colectiva como a la identificación y persecución constante entre hombres con actitudes parecidas a la caricatura del homosexual. En función de lo dicho anteriormente se puede plantear como un ejemplo al personaje representado por el comediante Mauricio Flores, a saber a Tony Esbelt, quien en su rutina exacerba los rasgos homosexuales más allá de su condición humana siendo el personaje “todo homosexual” lo cual conllevaría a una desigualdad de estatus, puesto que al no ser humano (ya que lo excede) no podría acceder a los mismo derechos.



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